Hoy mismo me han etiquetado en una foto en facebook que me define como una psicópata. Yo sentí que era una opción acertada, Lea puso los ojos en blanco y Cath asintió enérgicamente con la cabeza sin poder evitar sentir deseos de acechar a alguien.
Mañana por la mañana he quedado con el payaso. Creo que ya hable de él en este blog hace tiempo... Es esa clase de persona caracterizada por su estupidez y su desconocida ignorancia que todos alguna vez hemos conocido en nuestra vida.
Es un sujeto que a alguien como yo le pone de los nervios. Me cuesta estar con él y no empujarlo hacia un semáforo en rojo cuando estamos a punto de cruzar.
Yo no quiero volver a verlo en la vida.
Lea siente repulsión hacia el payado porque personifica la estupidez extrema del ser humano.
Cath, como muchos adivinarán, quiere asesinarlo.
Encima es un payaso dependiente, de aquellos que se pegan a ti sin remedio. Y tú los abofeteas, les desprecias con el sarcasmo más ácido y más evidente posible, pero siguen sin entenderlo porque...
... por algo se llaman payasos.
Cath.
Su estupidez no tiene límites.
Lea.
Mañana, tal vez, volverá a surgir mi lado oscuro. Ése que desea destruir todo lo que tiene delante. Puede que mi vena psicópata esté más agudizada de lo que yo creía. Al fin y al cabo...
... todos tenemos un monstruo dentro ¿no?
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