SafeCreative

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domingo, 29 de agosto de 2010

Hazme desaparecer para hacerme sentir bien

Me encuentro entre dos polos
uno que impregna el cariño, el otro el odio.

Me decanto por el segundo, por la ignorancia,
por la opción más conveniente.

Quiero olvidar y arrancarme el corazón
para así encontrarme de nuevo a mí misma.

Me apoyo en la indiferencia, el rehuir una mirada
porque nunca he creído en amor o en hadas.

Pero es como escapar de tu sombra,
te sigue, te apresa y no te alumbra.

Deseo transformar esto tan puro e inocente
en cuervos carroñeros. Odio lo endeble.

Me irrita huir si luego sé que me buscas,
preguntándome, indagándome. Me cansas.

Si antes se te daba tan bien hacerme desaparecer
vuélvelo a hacer, no cambies de parecer.

A la larga será lo más apropiado para ambos:
un futuro paralelo sin estos dos lados.


Sabiendo que ahora mismo sólo siento frivolidad hacia ti, no entiendo por qué debería preocuparme por tonterías como ésas.
¿Quién te mandaba querer conocerme?
¿Quién me mandaría interesarme por ti?

Somnolencia


Se puede llamar indiferencia, apatía, desinterés general por todo y por nadie.


Una copa de más o menos alcohol, una noche aparentemente acompañada, pensamientos sueltos, el vacío de la escritura, la cobardía, la falsa ignorancia mutua, el amplio tiempo libre, la memoria olvidadiza, películas que piden venganza, magia deseada no existente, un cuerpo nacido con mala estrella, una compañía que no llega, una propuesta familiar que no deseas, una afirmación repelente, una sensación desagradable, la bilis en la boca, un payaso al que no aguantas, una fuerza que te arrastra, otra que suplica, redes sociales que no interesan, libros que reflexionan sobre la mentalidad y filosofía humana, una cuenta atrás de dos semanas, un mundo esperanzador de cambios, un programa televisivo que te escupe en la cara, insultos varios hacia el conocimiento, lecciones justas pero inaceptables llevadas a cabo por un joven honesto, una charla literaria entre taquillas de gimnasio, señoras mayores que no creen lo qué escuchan, ojos desorbitados por la estupefacción, el querer un baile sensual mediante las caderas, una ropa que sugiere ir acompañada a la cama, un reflejo femenino que manifiesta el frío, un gobierno que no funciona, críticas hacia una ideología que ellos tampoco toleran, la letra de una canción que dice que morirás otro día, unos oídos deficientes que ya no importan, la anhelación de una buena charla que te deje satisfecha por dentro, miradas vacías que despiertan preguntas del tipo "¿qué te pasa?", la testarudez de una madre por querer saber cosas que no importan, ideas inquietantes sobre cómo debe ser un líder, razonamientos sobre la oscuridad del ser humano, una filosofía personal que roza el engaño y el caos mental, dos voces interiores que te hacen pensar objetivamente, un duro pasado ya superado, unos fantasmas que jamás te olvidan y tú tampoco a ellos, el sentirse no querida, un aspirador fraternal que te despierta por la mañana, no querer levantarte de la cama, un sueño que no recuerdas, imagenes mezcladas que ni siquiera unidas tienen lógica, tener un antojo alimenticio hacia los dulces o el picante, un nombre y un signo zodiacal que no se llevan bien, no encontrar ni una brisa de aire ni un asiento apropiado a ti, una frivolidad hacia ti misma que espera algo sin saber exactamente qué, un ángel que tarda demasiado, un solitario y una mierda que no pueden compartir los mismos gustos, una joven sin personalidad que te tacha de buena chica sin poder evitar que te eches a reír, un Freud con el que intentas psicoanalizarte, unos recuerdos valiosos de Florencia, pocas cosas que conmueven, desear el silencio y la paz de un buen museo.




La vida es demasiado aburrida si no se tienen unos objetivos.


Todo, absolutamente todo, me produce una increíble somnolencia.

jueves, 26 de agosto de 2010

La seguridad del control

Siempre hay dos extremos: la inseguridad y la confianza plena en uno mismo.
Se puede ser de naturaleza débil y sentirse poca cosa contra el mundo, pero siempre sabes que no es más que una ilusión de tu mente porque en el fondo sabes que tú vales. La lenguas dicen que se debe pensar en positivo y no dejarse llevar por las críticas.

No obstante, eso nunca es fácil si tenemos en cuenta que existe una clase de persona que, creyendo que está a tu mismo nivel y que aún así huye de ti, te hace dudar y sentirte mal. Tal vez, puede que intentes buscar algún tipo de conexión con ése sujeto al sentirte identificada con él en aspectos que creías únicos y perdidos, distantes y lejanos.

Un tiempo prolongado intentando estrechar lazos te hace ver que, a pesar de intentar un acercamiento que crees que puede satisfacerte y hacerte sentir plena, esa extraña relación no funciona. Y ése hecho te hace ver la realidad: la cobardía, además del miedo, está agudizada en esa naturaleza reprimida.

Y te rompes.
...
Pero vuelves a renacer.


Te has equivocado, lo has idealizado y sientes en tu interior que quien tiene razón eres tú. La que lleva la palabra, la razón, la verdad en su estado más puro.
De repente caes en que vales más y que no tenías razón al infravalorarte tanto y que el interés en esa persona ya no vale mucho. Sólo queda un compañerismo amistoso que creíste que podría llegar a más, a hacerte sentir especial.

Finalmente, los papeles se han invertido y ahora eres tú la que tiene las riendas de la situación, la otra persona es la que te sigue desde la espalda, nunca de frente, dispuesto a enfrentarse a la situación como alguien de verdad.

Jamás te permitirás valer mucho menos frente a ese solitario, porque es él quien se ha dado cuenta de quién vale y quién no, ya que es él quien se acerca y se interesa primero.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Robin Hood: El Proscrito



Título: Robin Hood: El Proscrito.


Autor: Angus Donald.


Editorial: Edhasa.





Al igual que el autor, yo también crecí de cerca con el mito de Robin Hood y sus aventuras, desde la ciudad de Nottingham hacia los rincones más oscuros del bosque de Sherwood. No obstante, el mito de éste héroe entre proscritos está tan dulcificado e idealizado por haber pasado de boca en boca entre la gente que su imagen roza lo imposible. Es muy irreal.


Angus nos acerca una imagen mucho más realista y acertada de lo que de verdad pudo haber sido Robin de Locksley, independientemente se si hubiera existido o no: un héroe al margen de la ley que devolvía lo robado a los pobres haciendo uso de su crueldad, su sangre fría y su mente calculadora, siempre seguido por su fiel banda de proscritos, hombres perseguidos por una ley dudosa y corrompida.


Es una novela que forma parte de una saga formada por cinco volúmenes. Al principion dudé de comprarla y leerla, pero en cuanto empecé me sentí transportada al bosque de Sherwood y sus alrededores. Es una magnífica obra literaria que está todo lo bien documentada que puede estarlo teniendo en cuenta lo difícil que es afirmar la existencia de Robin Hood. Además, teniendo en cuenta que es la primera novela de dicho autor, no está nada mal para empezar.

Personalmante opino que el personaje de los bosques, tanto si fue como no real, plasma con gran fidelidad el modelo ideal de líder, tal como describió Maquiavelo en "El Príncipe".




Fotografía: Kevin Costner en Robin Hood: Príncipe de los ladrones

domingo, 22 de agosto de 2010

Monstruos en casa


No viven bajo tu cama (porque no hay espacio), no te espían tras la puerta del armario (no caben en él), no te acechan cuando apagas las luces (no ven nada en la oscuridad), ni te susurran a la oreja (no dan miedo).


Está aquel que pasa la aspiradora y grita que la perfección debe habitar en cada rincón de la casa. Es aquél que dicta que el cuarto de baño debe estar conjuntado con toallas, velas y jabón.


El segundo es ése que habita en la cocina, entre fuego, ollas y tensión, que te mira de forma indefinida y que no deja de quejarse del trabajo y lo mal que va todo.


El más joven, que empieza una nueva etapa en su vida, no abandona sus juegos digitales y el mal lenguaje. Al que el segundo acusa de pelear contra mí y viceversa.





Y por último el que más presente está: el que se aisla entre música y libros, desprecia las intromisiones y no quiere nada de nadie. Es aquél que no sabe qué decisión tomar a la primera y que se debate entre Lea y Cath sin poder remediarlo.

jueves, 19 de agosto de 2010

Se busca la suspensión o trasplante de un órgano vital y -desgraciadamente- emocional


¿Alguien sabe de algún líquido o sustancia para inyectarse en el corazón y hacer que éste esté protegido contra las amenazas emocionales externas?


Cemento, hielo, mercurio, lava candente... Lo que sea.


En el caso de que nadie pueda suministrarme dicho material, ¿podrían recomendarme un buen trasplante de corazón?




Gracias por la esperada y anhelada colaboración.

sábado, 14 de agosto de 2010

Mi adorada psicótica: Cath


Hoy y ayer fueron uno de esos días que sientes que la gente que te rodea apesta... ¡y sabes que tienes razón!


Risas


Jamás me habían insultado de una forma tan... bueno, desorbitante. He caído en la cuenta de que la mierda crece a un ritmo desorbitante si miras hacia otro lado. Los rumores son eso, rumores. Pero lo más curioso es que no me siento ni mal ni celosa, sino que no puedo parar de reír en todo el condenado día. A esto la gente lo llama un ataque de histeria, pero no creo que sea eso. Yo sólo digo que es Cath. Cath y su puto odio a toda la humanidad a través de la crueldad.

Es cierto: Dios los crea y ellos se juntan.


Risas


Tengo ganas de causar dolor. Cath quiere que cause dolor. Siento que el frío y la lluvia de estos días se han calado en mi cuerpo y no siento nada, ni amor ni dolor, sólo... ira.

Ira que toma forma de risa, ira que toma forma de indiferencia, ira que toma forma de crueldad, ira que toma forma de venganza.

Una venganza sutil y fría.

Ahora SÍ que todo ha dado un giro de ciento ochenta grados. Ya no me importa nada, ni siquiera ese... condenado sentimiento que estoy ahogando. Se está extinguiendo y soy feliz por ello.


Risas


Mi cara más psicótica aguarda, espera, a que este odio desaparezca o sea satisfecho. De momento sólo puedo escuchar todo el rato Die another day. La risa al final es como la de Cath, que no deja de saltar en mi cabeza una y otra vez.



Por cada pecado tendré que pagar,

He venido a trabajar, he venido a jugar

Creo que encontraré otro camino

No es mi tiempo de irme


[...]


Creo que moriré otro día

Otro día

Creo que moriré otro día

Otro día

Creo que moriré otro día

Otro día

Creo que moriré otro día

Otro día



Cath

viernes, 13 de agosto de 2010

Ansiedad. "¡Maldita sea!"


Todo era perfecto. He acabado una nueva historia de forma satisfactoria, una de mis almas ha vuelto después de una despedida, disfruto de mi soledad, de las risas de series antiguas y ardo en deseos de empezar a leer una leyenda antigua más oscura y realista... que se identifica conmigo.


¿Por qué ahora de repente mi calma está temblando, avecinando... que va a hacerse trizas?


"He de hablar contigo pronto, ¡es muy importante! Besos."
Y luego esa pregunta comprometida.


¿Qué demonios le pasa al mundo? ¿Qué está sucediendo?

Ahora soy presa de los nervios, unos nervios que serán injustificados, inútiles, estúpidos. Sé que cuando sepa la causa de toda esta prisa y urgencia o bien me romperé en dos o me sentiré decepcionada... Eso es lo peor. Eso es lo peor de todo.



¿Por qué debo sentir esto?

miércoles, 11 de agosto de 2010

Una nueva historia, un nuevo final


La noche pasada, desde las diez de la noche hasta las tres de la madrugada el cuerpo me pedía a gritos finalizar una nueva historia, un realista relato sobre la moral y la conciencia humana.

Lea no me dejo a solas ni tampoco me dejó respirar en toda la noche.

Mentiría si dijera que me ha dejado mal sabor de boca, pero también lo diría si fuera en el sentido contrario. Ha sido distinto, una experiencia nueva y refrescante. No obstante deseo pulir cosas, borrar párrafos, reescribirlos, pensar de nuevo y marear a Lea todo lo posible, porque al fin y al cabo es mi personaje, mi protagonista y mi conciencia.


Mi máscara y sus memorias fue finalizado el 14 de agosto de 2009 aproximadamente a las 00:00 de la noche.

Mi máscara y sus memorias: el monstruo fue terminado el 10 de agosto a las 3:02 de la madrugada.


Lea Morgan nació el 5 de marzo de 2006 de madrugada entre sangre, lágrimas, oscuridad y desesperación. Es decir, el día de mi muerte.



Ahora solamente me apetece hincarle el diente a una buena historia truculenta y sangrienta, repleta de bandidos, cadáveres, corrupción, donde la oscuridad humana se apodera de los hombres en la época de la caballería entre el hambre, la enfermedad y la miseria de la edad media.


PD1: ahí va una foto de Lea después de su inquietabnte y sorprendente recuperación.

PD2: debo reconsiderar crear esta afición como mi fuente de ingresos. Ya van cinco y ya estoy pensando en el sexto.

...

Mmmh... Bendita escritura.

martes, 10 de agosto de 2010

¿Amor? A mí dejadme de lado con eso.


Una mirada, un cruce de palabras, una caricia, un roce entre labio y mejilla, una despedida insatisfecha, un nuevo encuentro, una mirada atrevida, una caricia prolongada, un beso, un abrazo, un "te quiero" y un "soy tuyo".


Tres citas, unas cuantas dudas, unos pocos celos, varios intentos fallidos, dos polvos mal dados, tres aceptables y un "hasta mañana"... Un "hasta mañana" que nunca llega.


El amor... ¿Quién creó esto?


Seguro que un bufón, porque la palabra no me cuadra, no me gusta, me suena mal y me hace reír. Esos brillos en los ojos y esos suspiros soñadores me atacan los nervios. Ilusiones demasiado fáciles y tragedias previsibles que nadie excepto yo vislumbra en la vuelta de la esquina. ¿Es que nadie lo ve?

...

Eso no va conmigo.


No me casa, no me entra en la cabeza, no me atrae especialmente, no me dice nada... y sin embargo lo tengo en mi vida como cualquier persona, llamándome la atención a través de charlas superficiales que no profundizan, de miradas mal captadas y de señales sin sentido.


Como Cupido no deje de tocarme las narices se va a acordar de mí. Quiero que me deje en paz.
PD: my angel, no te preocupes, esto no es nada. Sólo plasmo lo que se me pasa por la cabeza.

A Santa Coloma


Es una tradición que dura ya tres años. Todavía queda pendiente la salida de éste.


Espero que dure muchos años más.

Carpe Diem


¿Cómo era aquello de...?


"No te preocupes."


"No le dés tantas vueltas a la cabeza."


"No te amargues, eres joven."


"Disfruta del momento."


Son consejos simples que te da la gente y que te los repites tú misma antes de acostarte. Al principio no parecen captar mucho valor, pero con el tiempo acabas dándote cuenta de que, ante un mal panorama, suele ser todo lo que tienes a mano.

Lea, al contrario de lo que pensaba, no se ha opuesto a que Cath la sustituya por un tiempo.


De momento ya no me necesitas... Al fin y al cabo has superado cosas peores. Se te quitará de la cabeza. Sólo dale tiempo.


Ahora mismo tienes mejores cosas en las que pensar y de las que alegrarte, ¿no es cierto?



A veces me pregunto qué haría yo sin estas cabezas locas y extremadamente complejas.

...

Bosques, piscinas, silencio, tranquilidad, soledad, lectura, escritura, Alchemika, compañía, risas, conexiones... Lo quiero todo.

...

Carpe Diem

jueves, 5 de agosto de 2010

Ayúdame a sentir el hielo

Sola, extraña, caótica, hipócrita, fuerte y débil, cordero disfrazado de lobo.

Sólo espero a que ocurra algo. Un milagro tal vez. Quiero ser merecedora de esas buenas palabras que me dedicaste un día.
Ya no estás pero sé que sigues cerca de mi espalda, porque por algo me estremezco cuando anochece si no miro de cara a la realidad. Entre tú y yo seremos capaces de destruir lo que guardo con llave. Esto quema pero sé que entre largos de piscina, cubitos de hielo y cervezas con limón conseguiremos que no aumente su calor. Sentiré el hielo porque tú me ayudarás a que sea así

Te echo de menos.
...
Qué asco.


Siempre has sabido que la poesía nunca la escribí en verso, sino en frases cortas para mentes simples.

Sangre. Lágrimas.



Hoy mismo me ha empezado a sangrar la rodilla. Al principio no era más que un putito diminuto, sin importancia.


Paciente, esperé.


Poco a poco fue tomando forma y empezó a crecer velozmente hasta transformarse en una herida con volumen. Adoptó la forma de un río enano de color carmín que en poco tiempo descendió por la rodilla y cruzó media pierna.


Seguí su recorrido disfrutando de un chiste privado muy antiguo, donde se avecinaban muñecas y cuchillas, propias de muñecos huecos y tristes con instintos de autodestrucción. Lea seguía la sangre con atención, ensimismada y en paz consigo misma. Cath, por el contrario, se excitaba. Quería que la herida fuera más grande y que en vez de un río creáramos lagos llenos de sangre y muerte. La psicópata que llevaba dentro disfrutaba.


Cuando volví la vista al inicio de tal río no pude evitar decepcionarme al ver que allí donde se había iniciado el recorrido, la sangre ya se había secado. Era seca. Lea suspiró, Cath se estremeció.


Lamí el rastro que quedaba y manché el dedo con el líquido. Me llevé el hierro y el óxido a la boca porque, en el fondo, supe que en aquel instante era Cath. La caté y la saboreé. Me gustó. Sonreí.




El lunes lloré un poco. Hacía semanas que no lo hacía.


Cada lágrima era un mar salado que avecinaba tormenta. Un huracán estalló y sentí las bocanadas de aire. Me ahogaba en mi propio mar y me avergonzaba. El agua salada de mis pupilas brotaba y no se detenían.


Lea estaba asqueada por ser sinónimo de debilidad humana; Cath disfrutaba mirando cada lágrima. Quiso coleccionarlas pero no pudo. Yo no las quería ni Lea tampoco. Ganó la democracia. Cath se enfurruñó y se sumió en el erotismo de la sangre y la putrefacción de los cadáveres para consolarse.


Sólo un hombro familiar bastó para detener aquella abalancha de tormento humano. Luché contra mi propio cerebro y gané. Los ojos dejaron huella allí donde habían llorado pero no echaron más, los sentimientos fueron reprimidos y una sonrisa falsa llamada máscara brotó a la superficie.








Amo la sangre. Odio las lágrimas.


martes, 3 de agosto de 2010

El subconsciente está atacando a traición


A pesar de que noto que el subconsciente me está traicionando y aunque creo que en ocasiones caeré... si lo hago ahora todo el trabajo de un mes no habrá servido.

La pasada noche descubrí que fui capaz de suspirar de alivio al no dirigirme la palabra. Ya llevo un mes. 31 días sin sus palabras.

Me pregunto si me sostendré. En ocasiones el mono te nubla la mente. Pero he resistido, tengo fuerza de voluntad. Eso es algo que no podré negar nunca; llevo con ello desde que nací.

Algunas veces pienso si sería mejor verbalizar y esperar a que me dé la patada. Eso estaría bien, muy bien. Acabaría con todo de raíz y así podría partirlo todo en dos.


Y entonces, el hielo...


Y entonces, Lea me ayudaría a rehabilitarme.

Cuando siento que voy a desfallecer, desaparezco y me usurpa el sitio. Ella y mi subconsciente no se detienen a la hora de saber cuál es más fuerte. De todo corazón espero que sea ella... No podría volver a pasar por lo mismo otra vez.



Cuando Lea está en proceso de curación, irónicamente su autora también lo está.
...
Odio la dinámica cerebral