Pasillos vacíos, aulas sin visitar, horarios que desconoces, césped verde que te llama, ojos que vigilan, materias incompletas, apuntes que vuelan... Una nueva vida fuera de la misma.
Si me largo de la escuela y empiezo la universidad es, además, para no tener que ver la misma cara de arrogancia e incultura cada día. No quiero que me sigáis, no quiero que me habléis, no quiero NADA de vosotros.
No quiero recordar los antiguos días de infancia con vosotros; no sois más que fantasmas... fantasmas de preescolar.
Mientras vosotros jugábais a pelota yo me reprimía para no estampárosla en la cara.
Mientras vosotros os juntábais para hablar o criticar, yo me sentaba o caminaba a solas en el patio para evitaros.
Mientras vosotros pedíais ayuda al profesor yo le hacía bulling.
Mientras vosotros no sabíais si odiar o apreciar a alguien para obtener algo de él yo tenía claro a quién odiar o a quién querer sin tener por qué pedir algo a cambio.
Mientras vosotros érais unos críos, yo dejé de serlo a los cinco años.
Echásteis mi infancia a un sumidero, así que ni os atreváis a volver a estrechar lazos de nuevo.
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