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lunes, 18 de enero de 2010

Judith y Holofernes, por Artemisia Gentileschi


Artemisia Gentileschi fue una pintora del barroco italiano influenciada intensamente por Caravaggio, nacida en Roma el 8 de julio de 1597.

De todas sus obras, las vistas hasta el momento, una de ellas en especial me ataca la razón y me transmite tanta emoción que duele: Judit y Holofernes.

Esta obra es impactante, tanto por su violencia, su dramatismo y su fuerza. Es el vivo retrato del estado analítico de la autora, controlada por la ira a causa de la violación que sufrió a los 19 años a manos de Tacci, su profesor de dibujo. Fue sometida a tortura sólo para confirmar si tal ataque había sido realmente cometido y, aún así, ella lo admitió y mantuvo su palabra.

Esta escena plasma fielmente el sentido de la justicia y el deseo de venganza de la artista.


Es una mujer de honor, un ejemplo a seguir, tanto por su fortaleza y por su expresión en el lienzo. Artemisia fue la primera mujer en ganarse la vida con la pintura y la primera en ser admitida en la Academia de Arte de Florencia (1616).


sábado, 9 de enero de 2010

Payaso


Estoy rodeada de payasos.

Aunque hace mucho que me di cuenta, no sé por qué me sorprendo ahora. Supongo que al vivir tan abstraída en sí misma, cuando despiertas te das cuenta de qué espécimen se sienta a tu lado o qué opinión te merece esa persona.

Pero hay un payaso en especial...

... que me hace rabiar.


Cuando lo veo, es como si me provocara un escalofrío en la columna. Me sonríe, me ríe las gracias y me demuestra que no sabe cómo se utilizan los puntos de exclamación en una conversación. Todo "él" es escalofriante.

-Crítica, Crítica...- me llama.


Es incapaz de hacer nada por sí mismo. Y ahí estoy yo, a la que recurre siempre que puede. Es insoportable, de lo más repelente.

Encima ahora lo ha descubierto, lo sabe. Sabe lo que ronda por mi cabeza y sabe que si lo cuenta seré imparable. No soporto que toquen mis cosas y menos mis pensamientos. Si divulga alguno de ellos, no sé de lo que seré capaz de hacer.


Maldita sea...

¿Alguien sabe cómo aniquilar a un payaso?





martes, 5 de enero de 2010

Hace tiempo...


Hoy me apatece ser una mártir, así como ayer me apeteció ser idealista


Hace tiempo...


Hace tiempo no era más que una criatura, que reía y sonreía. Pero el tiempo te espabila a base de bofetadas, de traiciones, de errores, de desgracias. Pequeñas o grandes, insignificantes o relevantes... pero son golpes secos y duros, al fin y al cabo.


Crecí. En el colegio era conocida por, primero, mi sentido del humor, mi principal mecanismo de defensa. Segundo, por ser el principal objeto de burla. Tercero, por ser demasiado amable. Y cuarto, por mi caótico carácter. Siempre he sido caótica, jamás lo he negado.

Con diez años me di cuenta que no podía seguir, que aquello no podía continuar de esa forma tan horrible hacia mi persona. A partir del día en que exploté, ya nadie volvió a molestarme jamás. "No la molestéis", decían. Y lo apreciaba tristemente, pero lo aceptaba.

Y me quedé, por fin, sola. Sola, sin nadie, sin un maldito farsante, sin palabras vanas, sin palabras superficiales a la vuelta de la esquina...

Por primera vez en mi vida, a pesar de tenerle miedo, saboreé la soledad. Era bonita, dulce y tranquila. No había nadie, ninguna molestia. Era... pacífica.

Fue entonces cuando empecé a caer en la cuenta que había una parte de mí que no sabía que existía, inexplorada. Me encontré a mí misma con doce años, dentro de la oscuridad y explorando mi verdadero yo. Y me gustó, me encantó, me enamoré.

Todos los anteriores años no había sido nadie, incapaz de darme a conocer por mis virtudes, sólo por mis debilidades.

Así que a partir de ese momento me creé una coraza, un escudo, por así decirlo. Era mi protección, una máscara falsa y al principio novata, pero eficaz. Con ella me creé una intensa protección. Nadie parecía darse cuenta de lo que yo pensaba en realidad. Pero claro, siempre habían momentos de debilidad y la gente miraba a través de las grietas momentáneas.

Pero... a los catorce años, mi mundo se desmoronó. Todavía hoy sigue sin haberse compuesto del todo.

Fue como un tiro de pistola, justo en el corazón. Por culpa de la muerte que provocó la desesperación, salieron las mentiras, las máscaras, las opiniones verdaderas... Fue como descubrir que mi toda mi vida, lo que de verdad me importaba, había sido un carnaval muy crudo, repleto de mentiras. Y caí enferma, depresiva, aislada y asustada. Jamás había experimentado tanto dolor de un sólo golpe.

Y morí.

Entonces comprendí que después de aquello, todo lo demás no valía nada. Ni yo, ni nadie. Nuestra vida es un milagro e increíblemente breve. No puedes lanzarla por la borda así como así. En el fondo, la mayoría de las cosas que pensamos y experimentamos son ridículas e insignificantes. No somos nada, nuestros problemas no son nada. Hay cosas más importantes en las que pensar y de las que reflexionar que en nosotros mismos.

Y volví a nacer.

Nació mi nuevo yo: más maduro, más duro, más reflexivo, más... sabio. Pero al fin y al cabo, más oscuro. Ahora todo son sombras y aunque experimento algo parecido a la felicidad y la alegría en ocasiones, sé que en el fondo sigo teniendo mi máscara a mano, con la sonrisa a punto para la obra de teatro que es mi vida. Estoy totalmente protegida a los ojos de la gente, de sus indagaciones o afiladas lenguas.

Hasta ahora, sigo así.


Hace tiempo... sonreía de verdad. Pero ahora ya no distingo la verdad de la mentira. De momento, es mejor fingir viviendo entre la realidad y la ficción...



PD: ...porque por mucho que encuentre a alguien que haga que mi corazón vuelva a latir, mi conciencia me dice: "No confíes en nadie, todo el mundo puede ser un enemigo".



Hace tiempo, hace tiempo...


viernes, 1 de enero de 2010

Feliz Año 2010, Feliz luna llena

Fuego, papeles ardiendo, mecheros, risas, música, deseos, luna llena
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Alcohol, libros, campanadas, uvas, bailes, risas, luna llena
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Felicidad, melancolía, alegría, amor, somnolencia, indiferencia, luna llena
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Año Nuevo, Vida Nueva, Luna llena
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