Me sentí conmovida ante la desgracia ajena de una personita tan joven. Así que acepté y llevaré a cabo esta visita de cortesía mientras por dentro rezaré - sin hacerlo en serio -, para que no aparezcan sensaciones y recuerdos de historias pasadas.
Sólo quiero mantener este vacío, este frío que no desaparece; que se acentúa en otoño y se vuelve hielo en invierno.
Por una parte, no puedo evitar temer que se vuelva a abrir una brecha, pero si estás, si apareces... estaré dispuesta a demostrarme que ya no volveré a apostar por ti.
No volveré a tirar los dados en una de tus partidas.
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