Ha sido una prueba dura, demasiado dura.
Esperaba encontrarme a un témpano de hielo roto, frío, distante y cerrado... además de avergonzado. Ver ese muñeco hueco y tímido de siempre...
Pero una cosa está clara: una puñetera fuerza omnipotente siempre quiere llevarme la contraria, así que eso fue lo que pasó.
En su lugar me encontré a alguien vivo, sonriente, social e -inquietantemente- juguetón. No te acerques tanto a mí ¡maldita sea! Es como tocar el Sol: te acabarás quemando.
Necesito escarcha, hielo... frío. Una helada.
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