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sábado, 29 de enero de 2011

Y al sonido de... yo me pregunto...


Un corazón duerme... esperando a que alguien lo despierte.

La lluvia cae... mientras los truenos retumban al compás de un alma enfebrecida.

Un espíritu joven toma el control... de otra de inocencia corrompida.


Y al sonido de la lluvia yo me pregunto: ¿quién mueve al mundo? ¿Quién me mueve a mí?


Una sed de conocimiento se apodera de un ser inquieto... a la vez que éste busca su rumbo.

Una ilusión vive en la realidad... luchando por quedarse o huir de ella.

Un beso o un abrazo alcanzan a un corazón... combatiendo la apatía.


Y al sonido de las llamas yo me pregunto: ¿quién ama el mundo? ¿Quién me quiere a mí?


Un recuerdo invade tu mente... mediante la pena y la felicidad.

Encontrar la serenidad en cada palabra... fruto de tu mismo puño y letra.

Apreciar cada elemento natural... como si fuera el mismo universo.


Y al sonido de cada pisada yo me pregunto: ¿quién conoce al mundo? ¿Quién me conoce a mí?


Contar cada latido que marca los pasos... como si fueran los últimos.

Reír a cada mirada... logrando no quebrarte.

Esperar una buena noticia... que marcará un antes y un después.


Y al sonido de cada suspiro yo me pregunto: ¿quién escucha al mundo? ¿Quién me escucha a mí?


Almacenar el valor... para hacer frente a cada brizno de sombra en el camino.

Sonreír a la noche, escuchar al silencio y sus susurros... sabiendo apreciar cada único instante.

Ser tú mismo... ignorando a quién o qué te limite.



Descubrir vida en cada vendaval, en cada ola, en cada montaña y en cada llamarada que siembra el mundo... mientras yo; sombra insignificante, luz parcial, mirada curiosa, palabras calculadas, caricias verdaderas, escarcha emocional, fuego pasional y mundo desconocido... me pregunto quién me enseñará a vivir...


si no yo misma.

viernes, 28 de enero de 2011

La súplica de un ángel


No fueron más que palabras escritas a través de una pantalla, sólo fueron eso: palabras. Y, sin embargo, me transmitieron más que todo en este mundo: empatía.

Fue tarde cuando pude leer aquél email pero quise coger el teléfono, llamar, pasarme horas hablando, ignorar la futura factura y, sentir, de nuevo; cómo entre ambos lados de la línea el cielo y el infierno chocaban.

Me pediste que te dejara acompañarte, cuando sabes que precisamente tú eres la primera que puede venirte sin decirme nada al respecto. Me aseguraste que, si te metías en mi mochila no pesarías nada y que yo no notaría que estarías ahí.


No somos perfectas, ni mucho menos. Las dos sabemos qué somos, cómo somos y cúando lo somos. Desconocemos el por qué, pero conocemos el resto. Somos imperfectas, esa piedra ovalada que destaca entre las rectas, esa ilusión y esa bruma que nadia atrapa.


Sabemos que...


si nos atrapan, escapamos.

si nos quieren, nos es extraño.

si nos odian, nos es indiferente o divertido.

si nos reclaman, o bien desapareceremos o acudiremos con cierto reparo.

si nos mezclan con la multitud, pronto correremos hacia la soledad.

si nos piden ayuda, seremos demasiado precisas.

si nos juzgan, se acabarán equivocando.


Tú y yo somos esa ilusión, esos fantasmas, esas visiones extrañas que nadie logra aceptar y que sin embargo intentan atrapar.


Si tú también deseas escapar, agarra la mano que te ofrezco con fuerza. Esa que está ya manchada y es impura, la que ofrece garras y un día fue humana... antes de tocar el mundo. Escaparemos de aquí, nadie nos encontrará y, por un día, seremos libres, libres...




Atentamente,



Un diablo.

jueves, 27 de enero de 2011

Desaparecer entre ruinas


Ahí va, despacio y como un murmullo escondido entre los pliegos del viento, el silencio. La soledad abarca todo mi cuerpo y mi cabeza, pidiéndome a gritos escapar un día, sólo un día.


Despertarme pronto, coger la mochila, algún tren o metro que me lleve lejos de aquí. Desaparecer del mapa, del mundo, de los ojos de la gente y de cada palabra que me dirijan. Quiero, de nuevo, ser esa esencia olvidadiza, ese fantasma o bruma entre la gente. Esa que pocos ven y toleran.


Ni amor,

ni familia,

ni amigos.



Sólo desaparecer y que nadie me encuentre. Entre libros, ruinas, leyendas y murmullos olvidados; como yo. Entre trajes pasados, rumores crueles, puertas que nunca se abrieron y, tal vez, puede que también entre tumbas conocidas y flores.
Sólo por un día...
olvidad que existo
que respiro
que pienso
y que siento.

martes, 25 de enero de 2011

Una chispa


En mi interior existe una chispa, un atisbo de luz que no es nada claro... sin importarme que sea así. Es más bien oscuro, pequeño y rodeado de bruma. A ojos de la gente es imposible de ver, demasiado pequeña y a veces demasiado grande para asimilar.
Es ese tipo de luz ya extinguida, que pocas veces sale a relucir. Aquella por la que una voz susurra: no pienses en nada, sigue tu ritmo.
Te insta a la soledad, al placer de la tranquilidad y el reposar que te ofrece cualquier rincón apartado de la rutina, sus gentes y la masa gris que impera en tu entorno.

Es esa pequeña chispa que te insta peligrosamente al egoísmo, a dejarte llevar por una rebeldía secreta que solamente tú sabes entender.

viernes, 21 de enero de 2011

A través de la cerradura de la puerta...


Después de meses y meses medianamente estabilizada en el caos, resbalé y, sin poder evitarlo; eché una vistazo hacia atrás.

Un peccata minuta comparado con... una sensación de vacío.

Allí, a mis espaldas, a veces olvidada y a veces persiguiéndome como mi propia sombra, se encuentra esa puerta de madera vieja, con el cerrojo estropeado, oxidado y ya olvidado. Ahí, a mis ojos, se encontraba el pasado, tan putrefacto como lo fue en su momento.


Fuiste una parte de mi vida y, la verdad, desde que apareciste me caíste bien. Eras una buena chica. Reías, sonreías, jamás tenías una mala palabra en la boca y, sintiéndolo mucho; a veces quería acapararte para mí.

Como el capricho que invade a un niño pequeño, tan infantil e ingenuo que parece demasiado increíble.

Me hacía feliz que tú fueras lo que él necesitaba. Ignorante, todavía no sabía nada. No había levantado la alfombra y había descubierto toda la oscuridad que debajo rebosaba. Era tal la oscuridad que, al verla más tarde de repente, pensé que acabaría por quedarme ciega.


No fue hasta un año más tarde que me di cuenta de verdad que, en el fondo, tú siempre fuiste la que pudiste pasar un infierno en más de una ocasión. Por amor lo aguantaste todo, por eso mismo me quito el sombrero y me inclino ante ti. Fuiste una luz en nuestro mundo y en su vida, en todo lo que ésta pudo durar para él.

El momento en el que la ventana se abrió esa noche ha quedado muy lejos pero, de un modo u otro, el tiempo ha pasado y nos ha curado a todos.
...

Entonces porque...

¿Saber de ti después de cinco años duele tanto?


He tropezado sobre mis propios pies, he girado la vista y he vislumbrado la puerta todavía ahí, cerrada y presente. Al principio me quedé quieta e inmóvil en el mismo suelo, incapaz de decidir nada.

Como si fuera por el mecanismo de un reloj, los pies me llevaron automáticamente a esa puerta, donde frente a ella me agaché para observar a través de la cerradura. Con ojos cansados descubrí imágenes confusas de antaño, trozos fragmentados de un pasado crudo y desgastado que, de alguna forma, simbolizaba mi propio monstruo.


Lea observaba la puerta como si lo hubiera hecho toda la vida. Cath, por el contrario, miraba hacia adelante, cepillándose el pelo en aquél espacio vacío y demencial sin sentido; esperando un futuro más brillante por mi parte.

...

Todavía lo recuerdo: tú te has detenido... pero yo sigo adelante.

Una Lea mortificada me lo susurró al oído cada noche durante cinco años, robándome mis propios labios y extirpando mi propia voz.


Dime, ¿en qué hemos quedado ahora?


Tú te has detenido en el limbo, en algún lugar perdido, cerca del cielo y lejos del infierno espero. Yo avanzo estancada entre ambos mundos, después de haber alcanzado el cielo y haber optado por el averno.


Poco a poco, puede que hoy mismo, me retire de la puerta... Me aleje, despida mis pies, mis ojos y, con voz segura, me aleje de ahí. Me despediré del mismo sitio dónde nunca debí estar...

... observando por la cerradura de esa puerta.


jueves, 20 de enero de 2011

La tortura de la autodestrucción


¿Quieres ver cómo me acerco poco a poco a la autodestrucción?

No vas a poder soportarlo.


Si te miro sin nada en mis ojos no podrás sostenerme la mirada.

Si encima sonrío con cinismo serás incapaz de acercarte.

Si me acerco, pero ignoro tus palabras o contactos, saborearás lo que es la exclusión.

Si observas cómo la gente se me acerca y yo les rehuyo, sentirás la curiosidad, querrás saber por qué, intentarás ayudarme y comprobarás, derrotado, que no podrás.

Si ves qué recorrido tiene el cuchillo sobre mi piel te quebrarás.

Y si ves mi cuerpo arrojado en la acerca palparás la destrucción.


...

Pero no verás nada de eso.

A mí no me verás caer, no me verás desaparecer, no serás testigo de mi desgracia. No pienso darte ese placer ni te someteré a esa tortura.


Porque yo he visto ese abismo, ese pozo sin fondo, ese lugar al que llaman el averno. He tragado las mentiras, las hipocresías, las ofensas, las muertes y la demencia en su estado más puro. He llegado a ver la oscuridad que corrompe el alma humana desde un asiento en la primera fila...


... y no te lo deseo, a no ser que mis propias tinieblas corrompan las tuyas.


Cuentos para niños


La princesa víctima de la bruja, el dragón que la custodia, la malvada y su caldero y el príncipe y héroe eterno que salvará a la doncella indefensa...

... pero aquí no existen las princesas,

ni los dragones,

ni los príncipes.

Yo sólo veo brujas, viendo a una en especial cada vez que me reflejo en el espejo... multiplicada por tres.


No entiendo esas miradas, esos detalles, esos abrazos, esos besos, esas canciones... Todas esos momentos, gestos y elementos que me nombran a gritos princesa, cuando no soy capaz de responder y mucho menos de aceptar.

No necesito que me protejan, nadie me ha secuestrado hasta la torre más alta, no perdería un zapato de cristal por unas escaleras, no busco ranas a las que besar, desde luego no limpio una casa sirviéndome de la ayuda de unos animales, detesto el rosa y por supuesto no espero a que un príncipe aparezca cabalgando en su corcél a recogerme por debajo de la ventana.

A las brujas no se las recoge.



Por supuesto no esperaré todo el día mirando embobada el teléfono, no te recordaré cada segundo si te quiero o no, será un hecho; no te escribiré notitas profesando amor eterno... Seré realista y no viviré un amor de película.


Las brujas nos contentamos simplemente son sobrevivir en aquella realidad a la que no podemos adaptarnos.

miércoles, 19 de enero de 2011

Yo soy esa...


Yo soy esa esencia perdida que los hombres no comprenden,
esa sombra sin dueño,
esa niebla que confunde,
esa bruma que escapa entre los dedos.

Yo soy ese sueño que muchos no ven,
esa gloria que pocos gozan,
ese espíritu que viaja entre el infierno y el cielo,
esa hija, hermana y amiga de naturaleza huidiza.

Yo soy esa que pocos alcanzan,
ese caos que provoca sufrimiento,
esa calma que causa serenidad
y esa ilusión mortal que nadie logra aceptar.

Bajo el agua


Mirar al vacío, observar cada honda en la charca como si fuera la última que vas a observar en vida y aspirar hondo el aroma a mar. Inclinar el cuerpo en dirección al agua, sentir cómo tus pies se mueven y, con una sonrisa calmada a la vez que impaciente, te dejas caer en lo más hondo de todo sin que nadie ni nada importe.

El cuerpo, la gravedad y la misma mente te empujan en su interior hasta no poder más. Poco a poco, sin pausa ni prisas te hundes en ese abismo acuático del que te arriesgas a no querer salir. El agua pesa sobre tu cuerpo, como la misma esencia y cada fibra de tu ser... pero no importa porque...

... ahí abajo no hay nada.


Sólo oscuridad, silencio... y paz. Una tentadora y encantadora paz.

jueves, 13 de enero de 2011

Fragilidad humana


Lloras, te lamentas y miras al mundo con desdén.
Cuéntame qué ves a tu alrededor y te mostraré cómo de falso puede ser:


Alguien mira al cielo y se pregunta si podrá llegar,
a la otra punta del mundo una madre llora porque un avión ha caído con su hijo en su interior.
Perdida en un rincón, un alma candorosa se desvive por su razón de ser,
y en otro punto alguien alberga la valentía suficiente para empuñar un cuchillo.


Un amigo te sonreirá con su mejor intención tendiéndote la mano,
mientras que por la espalda hundirá, con su ignorancia o crueldad, su irónica perspectiva de la amistad.
Una por ti, una por mí.


El corazón llorará la perdida de un ser querido en un funeral,
a la vez que el rostro mostrará la más nefasta indiferencia... sinónimo de dudosa fortaleza.


Dime qué ves en cada rostro,
en cada pisada que borra el mundo,
en cada palabra que alimenta la ignorancia,
en cada mirada que quedó olvidada.

Y te diré que cada rostro no es más que una máscara,
que cada pisada no son más que huellas que prenden ceniza al levantarse,
que cada palabra fue dicha sin pensar,
y que cada mirada no recibió suficiente atención.


Lloras, te lamentas y miras al mundo con desdén.
Cuéntame qué ves a tu alrededor y te mostraré cómo de falso puede ser:


La lluvia no comporta tristeza,
así como el sol no alcanza bienestar.
Que quién ríe y aplaude,
por dentro puede estar quebrándose.


Una mala cara no significa mal carácter,
sino también pánico a alcanzar el alma o la intimidad humana.
Una sonrisa no es sólo resultado de la bondad,
porque con maestría puede destruir más que una espada.


Dime qué ves en cada roce,
en cada recuerdo que guardaste,
en cada carcajada que soltaste,
en cada sueño que meditaste.

Y te diré que cada roce fue por intimidad o por conectar,
que cada recuerdo fue distinto al tuyo,
que cada carcajada pudo no ser fiable,
que cada sueño tuvo más verdad que cada realidad que viviste.


Lloras, te lamentas y miras al mundo con desdén.
Cuéntame qué ves a tu alrededor y te diré cómo de falso puede ser:


En alguna tierra lejana alguien lucha contra e enemigo con espada, piedra o pistola,
y en casa una madre lucha contra el temor a ser otra vez maltratada.


Un joven mira con escepticismo y frialdad a su entorno y más allá,

cuando por dentro ansía creer en algo que no sea pura maldad.


Que a la chica de la esquina, si llora, no te abraza y tú te ofendes,
no es porque no te lo valore; sino porque le repugna la compasión.


Si pierdes el rumbo por la mañana desesperándote y derramando lágrimas,
por la tarde puede ser peor: puedes alcanzar la apatía.


Dime qué ves en la bondad humana,
en cada palabra amable que te dedicaron,
en cada sentimiento que te confiaron,
en cada momento en que te rescataron.

... y te diré que la bondad a mis ojos se esconde y se refleja la misantropía,
que cada palabra amable que me dedicaron no la quise escuchar,
que cada sentimiento que me confiaron me pareció un milagro,
y que en cada momento que me rescataron lo evité a toda costa.


miércoles, 12 de enero de 2011

La realidad confunde y el subconsciente la traiciona


Ahora nadie cabe en mi cabeza o en mi espacio. La realidad se presenta rutinaria y vacía, como siempre ha sido... e ignorando los tópicos sin dejarme influenciar por ellos, la necesito. Ansío desesperadamente ese día a día en que la rutina es mecánica.

Porque hay días en los que vale más no pensar.

Se extienden rumores, una vocecilla molesta te pregunta y te llama para saber, intenta hacerte ver que su preocupación por ti es sincera, te susurra cosas con poca base verídica... Pero nada importa. Nada tiene relevancia y lo sabes.

Sólo la noche, las charlas, tú, yo y lo que puede ser o será. La realidad te confunde porque quiere parecer lógica pero el subconsciente la traiciona abiertamente, mostrándote en sueños lo que verdaderamente deseas.


Y lo que quiero ahora es a ti.

sábado, 8 de enero de 2011

Propósito de hoy:


Ni recordarte, ni soñarte, ni tocarte, ni sentirte, ni verte, ni imaginarte, ni esperarte... Nada basta si lo que en verdad quiero es plantarte un beso en la boca.


CC

miércoles, 5 de enero de 2011

Cortar por lo sano para poder pensar


Te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero, te quiero...


Que una bala me atravesara plenamente la cabeza ahora mismo... se me ofrece una perspectiva muy interesante y sugerente...

...

¿Alguien me presta una pistola? ¿Alguna alma caritativa por ahí?

martes, 4 de enero de 2011

Acabar y esperar una segunda oportunidad más tarde

Tomar un tiempo cruel, pensar en qué se ha fallado, darte cuenta que algo está crujiendo, admitir que hay que romper un ciclo corroído hace ya unos días y esperar una segunda oportunidad, tal vez, más adelante...

sábado, 1 de enero de 2011

Año Nuevo 2011


Quemar deseos por tercer año consecutivo, jugar con cerillas, pelearse con un papel que no quiere prenderse, mirar al cielo y esperar algo de lluvia, despedirse y no verse hasta el día siguiente, ignorar a quién busca pelea de mala manera en el metro, irse a cenar con gente que no conoces hasta media hora después de presentaros, ir cogida de la mano, preocupación, agobiarse, jugar con una cámara, hacer ver que algo no va mal, grabar las tonterías que ocurren en la última noche del año, perder la poca hambre que se tiene al ver mezclas sin sentido, escuchar chistes verdes que no hacen gracia, besar varias veces, contar los minutos que quedan, rechazar lacasitos, atragantarse con las uvas, besarse de nuevo, observar a gente mayor bailar sin sentido del ritmo, tener complicaciones para pagar una cena, ir en dirección a Marina, separarse del grupo, encontrarse con otra gente distinta, sentir alivio, dormir encima de una persona, contestar varias veces al móvil, notar por la voz que tu madre te echa de menos, preguntarte a qué hora va a llegar a casa, no sentir los pies, caminar por la zona esperando al grupo anterior, irlos a esperar el metro, observar cómo el alcohol hace estragos en la gente, ser consciente de quién sabe beber y quién no, volver a ver a la misma gente, miradas que te hacen sospechar, ir de la mano para alejar malos augurios, escuchar el ronroneo de esa persona en el oído, captar emociones e instintos, ser una de las once víctimas a las que persigue un alcóholico por la calle, ver a ese mismo borracho siete veces en una noche, salir y entrar a un local el mismo número de veces acompañada, tener una charla necesaria, ser objeto de una reprimenda, agradecer eso, intentar evadirte y no pensar en algo que te va matando por dentro, abrazar y besar a esa persona treinta veces más y tacharte de imbécil, escuchar ese ronroneo también unas treinta veces, reprimir el pánico con todas tus fuerzas, ganarte la simpatía de gente nueva, sorprenderte de tus actitudes sociales, ser objeto de abrazos efusivos por parte de gente que acabas de conocer, congeniar muy bien con alguien adecuado, quedarte inmóvil ante tanto cariño, no saber cómo reaccionar, volver a llevarte bien con alguien distinto y muy abierto que posee tu misma base de carácter, volver en metro acompañada, encontrarte a gente que no conoces por casualidad, que una chica te hable con plena efusividad sólo conociéndote de hace dos minutos y puede que ni siquiera eso, regreso a casa a las seis de la mañana en pareja, entrar en ella y saludar a tus padres, prepararte para ir a la cama, ir a darle las noches a quien duerme al lado por órdenes paternas, ofrecerle un tigre de peluche como compañía, ponerle en la cabeza un gorro de navidad por petición suya, besos nocturnos, contar las horas que domirás, maldecir por lo bajo al saber que sólo serán cinco...



Feliz Año Nuevo 2011



... y saber en silencio que, por rutina o por desgracia, el año nuevo empieza con el mismo caos, dudas e ideas que el anterior.