Un corazón duerme... esperando a que alguien lo despierte.
La lluvia cae... mientras los truenos retumban al compás de un alma enfebrecida.
Un espíritu joven toma el control... de otra de inocencia corrompida.
Y al sonido de la lluvia yo me pregunto: ¿quién mueve al mundo? ¿Quién me mueve a mí?
Una sed de conocimiento se apodera de un ser inquieto... a la vez que éste busca su rumbo.
Una ilusión vive en la realidad... luchando por quedarse o huir de ella.
Un beso o un abrazo alcanzan a un corazón... combatiendo la apatía.
Y al sonido de las llamas yo me pregunto: ¿quién ama el mundo? ¿Quién me quiere a mí?
Un recuerdo invade tu mente... mediante la pena y la felicidad.
Encontrar la serenidad en cada palabra... fruto de tu mismo puño y letra.
Apreciar cada elemento natural... como si fuera el mismo universo.
Y al sonido de cada pisada yo me pregunto: ¿quién conoce al mundo? ¿Quién me conoce a mí?
Contar cada latido que marca los pasos... como si fueran los últimos.
Reír a cada mirada... logrando no quebrarte.
Esperar una buena noticia... que marcará un antes y un después.
Y al sonido de cada suspiro yo me pregunto: ¿quién escucha al mundo? ¿Quién me escucha a mí?
Almacenar el valor... para hacer frente a cada brizno de sombra en el camino.
Sonreír a la noche, escuchar al silencio y sus susurros... sabiendo apreciar cada único instante.
Ser tú mismo... ignorando a quién o qué te limite.
Descubrir vida en cada vendaval, en cada ola, en cada montaña y en cada llamarada que siembra el mundo... mientras yo; sombra insignificante, luz parcial, mirada curiosa, palabras calculadas, caricias verdaderas, escarcha emocional, fuego pasional y mundo desconocido... me pregunto quién me enseñará a vivir...
si no yo misma.