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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Expulsar el infierno del propio cuerpo


A veces pienso que soy una copia barata y de mala calidad de ése tipo de chica que se queda vomitando en el baño y se menosprecia hasta el punto de querer destrozarse el cuerpo con todas sus fuerzas. Pone los dedos al fondo de la boca, roza un poco hasta palpar el cuello y las arcadas y todo lo demás viene solo.

Me han confundido con una anoréxica varias veces pero sé de buena pasta que no ve veo gorda ni tengo la necesidad de mostrarle al mundo si me doy asco o no.
___________


Los nervios pueden destrozarte. La oscuridad también.

...

Cuando sientes que tu visión se nubla, que un nudo en el estómago va creciendo hasta rozar los incisivos, que los nervios están a punto de hacer que caigas redonda... Es una auténtica bomba de relojería.

Y cuando, de pronto, te ves a ti misma expulsando tu oscuridad en la pica de la cocina o en la taza del inodoro, caes en la cuenta de que sigues albergando miedo al contacto, al acercamiento, al roce, a una mirada inquisitiva que pueda desnudarte a la vista de la gente.

El pánico parece estar enterrado pero sigue ahí, rasgando el cemento, la arena y el barro que han echado de por medio.


Miedo a querer. Miedo a ser querida.


Ahí, donde en frente van a parar los restos de la comida que hace poco has tragado, ves reflejado tu propio infierno. Entonces piensas que ya no lo tienes dentro y, entonces, más adelante acabas concluyendo...:

¡Uf! ¡Qué descanso...!



Vomitar no significa obligatoriamente que tengas problemas con la comida o que padezcas un trastorno alimenticio. Puede ser algo mucho menos conocido, más dificil de localizar y...

... por tanto, de tratar.
Lea.

1 comentario:

  1. Si se entierra, el pánico surge de nuevo excavando hacia la superficie.
    Si lo metes en un globo ¿Qué hará?.


    Durante los próximos cinco meses no se si dispondré de conexión. Si no puedo conectarme echaré de menos tu blog.

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