Una de esas historias que la gente cuenta, que la gente vive, que la gente sufre, que la gente palpa, que la gente vive y no la traga... en esas en donde los dragones abundan, los príncipes no existen ni en las fantasías, las brujas pueblan cada esquina y las cicatrices se extienden por el pecho.
No es más que una bofetada, que una patada, que un escupitajo, que una sórdida mentira que te cuenta una verdad dulce que sabes que no existe. Y cada día que pasa rezas porque la realidad cambie, porque ésta no sea como la estás viendo.
Cada instante vives tu propia comedia, cuando de puertas hacia fuera sonríes mientras por dentro, siguiendo tópicos, dándote cuenta de que tu vida parece una burda cópia de otra cualquiera; vas quebrándote por dentro... Sabes que tienes práctica en ello, con los años has aprendido.
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