Si
nos cortas sangramos,
si
nos hieres lloramos,
Ambas
iguales
pero
de distintos caudales.
Algunos han llorado,
unos pocos han gritado
y muchos se han
burlado. Tres veces, todos ellos, me pegaron.
¿Qué he hecho yo,
para… cabrearles tanto?
Oh. Sí, ya veo. Es
este lienzo…
… este rostro que me
devuelve el espejo.
Corrupto reflejo.
Si me percibes entre
la multitud encogido
y con pensamiento de
pena henchido
verás esta negra,
desgastada cabellera.
Repararás en mi
mirada oscura,
estas dos pupilas de
color púrpura.
Seguro llores, tal
vez tiembles.
Descubrirás entonces
las marcas de esta cara:
Enredaderas de
surcos, putrefactos puntos de otros mundos.
Son las cicatrices
más extravagantes
de los matices más repugnantes.
Soy el producto infecto
concebido de un fugaz
y sucio afecto,
El retoño de una
corrupta matriz
con figura de actriz.
Soy la sombra
agazapada
que espera, llorosa,
bajo tu ventana.
Un monstruo con
corazón
que por vivir pide
perdón.
Este rostro no es más
que decadencia
pero suplico, por el
Demonio, no me rechacéis
ni al Señor me entreguéis.
Mi llanto os
suplicará siempre clemencia
por el único pecado
que será siempre mi
presencia.
Aquí sólo soy yo el
apestado.
¡Poned fin a vuestra
violencia!
Porque aun consciente
de mi aspecto
más dulce sería vuestra
indiferencia.
Soy la verdad más
incorrecta.
Mi llana existencia
es el crimen propio
de la demencia,
la respuesta a un
enfermo eterno
que escribió, aquí,
en mi esencia:
Bienvenido
al infierno.
·
Si observarais con
atención,
Si estudiarais
detenidamente…
Veríais más allá de
la seducción
De este cuerpo y de
esta mente.
Me habéis regalado
rosas,
amores, cuadros,
palacios,
pasiones y joyas lujosas.
Fueron presentes
lacios.
Me tenéis en un
pedestal
del que es complicado
bajar.
No soy una princesa
con zapato de cristal
que no pueda, sola,
trabajar.
No ansío diamantes o amoríos
de realeza,
tan sólo alguien
llamado amigo
que acepte mi llaneza
y que me confiese, en
silencio: yo te sigo.
Porque esta hipocresía
se me hace
insoportable
y vuestra gran
mentira
una gran impresentable.
Te
amo, dijiste.
Eres
hermosa, me recordasteis.
Menudo chiste
del que os
jactasteis.
¿Por qué dicen que la
belleza
es originaria del
cielo
si aquí sólo siento
tristeza
y me hundo en el
hielo?
Me dicen afortunada
cuando nado en el
limbo
sumida en la apatía,
en la nada,
en la que constantemente
sucumbo.
Nada es amor, todo es
lujuria.
Nada es amistad, todo
es interés.
Sobrevivo en un mundo
de injurias,
ira, falsedad,
escasez y estrés.
Por favor lo pido:
segad las rosas,
secad los ríos,
oscureced las luces
y no me regaléis más
prosas.
Ya no quiero poemas,
palabras dulces
o engañoso afecto.
Sólo sinceridad.
Ansío malas nuevas,
pesadillas suaves
pero que sean reales.
Ante todo exijo
realidad,
no una hermosa
mentira
de la mejor,
inigualable, calidad…
sólo porque este
rostro lo elija.
No busquéis antiguas
disputas doloridas
porque la hermosura puede
ser malvada,
convertirse en
verdugo, en manzana envenenada,
denigrar vidas y
hacer sangrar viejas heridas.
Somos
las dos caras de una misma moneda.
Somos
tan sólo muñecas de esta caprichosa rueca
Que
es la vida de la Fealdad y la Belleza.
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