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¿Quién no ha soñado alguna vez con dos polos opuestos siempre unidos, uno tan dulce y el otro tan cruel? ¿No te has imaginado nunca tener un amigo contrario a ti?
Siempre me ha sido más fácil pensar que soy la mala del cuento. La bruja, la traidora, la estafadora, el... lobo en el rebaño. Por eso, siendo todo eso o más, siempre me ha sorprendido tener una amiga y confidente tan semejante y distinta a la vez... cerca de mí.
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Es un ángel, sin duda. Todo en ella rebosa dulzura y sinceridad. Es como si cada vez que la viera, tuviera que esforzarme por estar a su altura. Quiero ser igual que ella para poder ser su mano derecha.
Pero claro, tratándose de Satán... eso suena más propio del humor negro que de la realidad. En ocasiones soy tan apática que me pregunto cómo demonios puedo comprender a los demás y en especial a ella, cuando ella sabe qué decirme en cada momento.
Ella es tan brillante... y yo tan inquietante. No tiene lógica. Esto es más propio de un juego de contrarios.
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No obstante, su presencia me transmite una paz interior que me alcanza incluso en los mismos pozos del averno, donde pocas luces sobreviven. Sé que si yo fuera un diablo o el mismo Satán, te raptaría hacia el mismísimo infierno. Pero una sola palabra tuya bastaría para que te soltara.
No obstante, su presencia me transmite una paz interior que me alcanza incluso en los mismos pozos del averno, donde pocas luces sobreviven. Sé que si yo fuera un diablo o el mismo Satán, te raptaría hacia el mismísimo infierno. Pero una sola palabra tuya bastaría para que te soltara.
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Sé que no soy la persona más apropiada para decirte esto, porque estoy rodeada de tinieblas y toda mi vida no ha sido, precisamente, un camino de rosas; pero... debes saber que aunque sea una especie de diablo, siempre puedes contar conmigo.
Aquí está tu Satán personal, para servirte.
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