SafeCreative

SafeCreative
Todos los derechos reservados

jueves, 24 de diciembre de 2009


Erase una vez un colibrí. Era un colibrí inquieto, imaginario, reservado y caótico. Su capacidad para adentrarse en el caos era extraordinaria y su poder de análisis era inquietante.
Analizaba cada flor, aceptándola o rechazándola, dependiendo de qué tipo de verdades ocultaba cada una. Era capaz de descubrir si las flores lo engañaban o le criticaban y, él, lo aceptaba. Porque sabía que solamente podía confiar en sí mismo y su capacidad de deducción.


Pero un día, encontró al búho y todo se vino abajo. El búho era diferente. Era cerrado, indiferente y huidizo. El análisi del colibrí no tenía poder sobre la otra ave, no funcionaba. Y sus hipnóticos ojos, que lo atraían hasta deslumbrarle.
Su figura fascinaba al colibrí, hasta tal punto que acabó por enamorarse de él. No obstante, el colibrí nunca acabó por conocer los sentimientos del búho, quien ante su presencia se iba o cerraba los ojos.



El colibrí todavía sigue buscando respuestas, intentando descifrar el enigmático carácter del búho. ¿Cómo acabará?

No hay comentarios:

Publicar un comentario