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domingo, 20 de diciembre de 2009

Decadencia a la española


Hoy he tenido un bonito sueño. Pero lo era porque era un sueño, por supuesto.

Soñaba que el gobierno español cumplía sus promesas, que los mítines políticos -tanto de izquierdas como de derechas-; no plagiaban a Obama, que los españoles llegaban a fin de mes y que la ley de educación no estaba hecha por un atajo de locos.

Lo que antes era una realidad ahora es ficción. Ya no soñamos con pegasos, con increíbles fortunas y hermosas damas más allá de lo necesario, sino con vivir tranquilamente, sin sobresaltos. Actualmente, los españoles o los catalanes, válgame la rebundancia, se conforman con tener el suficiente dinero que les proporciona un escaso trabajo para eludir las trifulcas con el casero o con el banco. El dinero escasea en tiempos de crisis y los españoles buscan con qué forma pueden ahorrar más y no pasar apuros económicos.

Pero... ¿por qué no seguimos el ejemplo de Millet? Sonriamos a las cámaras, promocionemos el "Palau de la Música" y sus talentos, sonriamos un poco más con el pulgar señalando hacia arriba, robemos de los fondos públicos y enfundémoslos en nuestros bolsillos, paguemos la boda de nuestra hija (o querido hijo, en el caso que se desee) y, finalmente, tengamos la desfachatez de cobrarle a nuestro suegro. Pero remarco: tener preparada una cuenta en las Islas Caimán, por si acaso te siguen la pista.

Este es uno de nuestros mejores personajes para promocionar qué clase de país es España. Pero que los estafadores no se preocupen, porque los políticos tampoco se quedan cortos. Nuestro presidente o, en otro caso, nuestra vicepresidenta, entestados en seguir diciendo que tan sólo pasamos un bache económico y que el talante lo arreglará todo en cuestión de tiempo; nos recomiendan y nos animan a no gastar tanto. Ellos, recordemos, siguen nuestro ejemplo; mostrándonos con humildad los trajes de modestos y pobres modistas, como Gucci, Dolce and Gabbana, Valentino... y otros tantos profesionales que no tienen para comer.

La realidad es esta, señores: España va de capa caída. Pero es de esperar si un país como este, con tanto potencial, es dirigido por cerdos.

Cerdos que ni siquiera pueden ganar más popularidad entre sus propias masas, porque el fútbol les quita a sus adeptos. Al fútbol no le cuesta mucho, tener cada día nuevos seguidores. Excepto unos pocos jugadores que valen la pena por sus tareas humanitarias (resaltemos a Casillas o a Messi), otros se pasean con sus deslumbrantes coches por los barrios con pasta, por aquellos donde una meada de perro en un árbol vale más que tu propia casa. Dice mucho de nosotros que dediquemos años de fidelidad a tal futbolista porque en un día cualquiera lo encontramos en un hospital de niños enfermos de Cáncer, donde seguramente estuvo cinco minutos, repartió algunos autógrafos y sonrió mucho (de ahí Millet aprendió a sonreír); porque lo que le interesaba en realidad era adquirir la casa ciento uno; donde sus hijos pasarían los veranos montando botellones y repartiendo embarazos como vales canjeables.

Recomiendo que antes de admirar y defender a tu ídolo futbolista número uno, os informéis un poco de lo que hace y cómo lo hace (que se abstengan las mentes corrompidas). A ellos, por ejemplo, las multas de tráfico que acumulan con sus cuidadísimos Ferrari se las sudan, porque con un cheque extendido todo queda arreglado.

Eso sí, si eres gente de a pie, eso ya es otro color. Otro de los ingeniosos planes de nuestros políticos a la hora de recaptar dinero es mediante las siempre queridas y beneradas multas de tráfico. Pongamos por caso que eres un hombre ilusionado pero apurado, que ha violado el límite de velocidad permitido porque tienes a tu mujer en los asientos traseros a punto de dar a luz. Entonces, por el camino te detiene el oportuno guardia de tráfico, que te cobra... no sé, ¿500 €? ¿1000 €? Tú, haciendo un esfuerzo humano sobrenatural por no aplastarle la cabeza contra el retrovisor, para ser tolerante, acabas por aceptar pagar al multa pero, cuidado, tiene trampa. Porque parece ser que por cada contracción que tenga tu mujer, la multa subirá 10 € cada vez. Tú protestas, que es inaceptable, que tu mujer está con los nervios a flor de piel y que no tienes tanto dinero para pagar tal precio por una violación del código sobre la circulación, pero el guardia intenta hacerte razonar guardándose las ganas de reírse en tu cara y todo empeora hasta que eres tú, el que está por matarle a ostia limpia. Finalmente acabas en la comisaría por obstrucción a la justicia, con un maletín de multas bajo el brazo y tu mujer dando a luz en el mismo cuartel. Bonito, ¿eh?

Podemos ser radicales, cierto, porque este ejemplo lo es... pero que levanten la mano aquellos que se han encontrado con el guardia gilipollas de turno que les ha amargado el día por cualquier memez. Las cifras hablaran solas.

Luego están los hijos, aquellos bonitos niños que crecen, te revolucionan y te destrozan las paredes con sus bonitos colores; pero que a pesar de eso te los quieres porque cuando te sonríen parece que el mundo esté hecho de piruletas y chocolate. Cuando crecen llega la Universidad, la temida Universidad. Sí, esa institución que te saca el dinero del bolsillo como los chupasangres, por aquello que dicen que el chico o la chica ha de tener la mejor educación y tal... Pero cavemos un poco en lo hondo, ¿vale?

Para los novatos y los soñadores que crean que la Universidad es la salida a una vida mejor, atención señores: MENTIRA. Cuidado al caeros del burro, la caída puede ser fatal.

Los profesores, si se acuerdan de tu cara, tienes suerte; porque no les importa otra cosa en este mundo que no sea lavarse el culo por la mañana y cobrar el sueldo de su honorífica carrera. Los examenes y trabajos inundarán tu vida y tu casa, hasta que llegues a un nivel en el que no distingas si lo que tienes a tus pies es una mierda de perro, o una mierda de apuntes que según tu profesor tiene la información necesaria para aprobar el examen de la siguiente semana; cuando hacía dos, la información elemental se encontraba en los apuntes 28.5. Las colas, incluidas las del baño y las del comedor, son kilométricas; y estarás en una de ellas rezando porque el apretón que te ha cogido antes en la clase de geometría no venza a tu voluntad por llegar al retrete.

En la Universidad, o pones los codos o todo se te va a la mierda. En el primero curso, olvídate de pensar que tal vez has hecho amistad con el de al lado, porque no sabes con seguridad si el año que vienes lo tendrás. El primer año es como la guerra: nunca sabes cuántos van a caer en el frente.

Educación, economía, interior, defensa, civil... Todos y más son los campos que pueden mejorar en un país. Pero el problema es y será, si no hacemos nada; la decadencia de España. No mejorará si nuestros brillantes governantes no actuan para bien, en vez de soltar paja, enfundarse dinero y usar gomina, mucha gomina.




PD: En mi opinión, señores, en este gobierno hay mucho ruido y pocas nueces.
PD2: Esto es solamente un pequeño recordatorio de toda la ineptitud que gobierna España.
PD3: Para todo aquel que no haya entendido todo este parrafón, le recomiendo que vea Los Simpson, una serie con chispa que a pesar de tener un humor absurdo, si se sabe leer entre líneas, se descubre la gran crítica social que contiene.

1 comentario:

  1. Lamento comunicarte que el problema de la corrupción en España tiene poca -si es que tiene alguna- solución. De hecho mucha de la gente que critica a los grandes estafadores hacen a su vez pequeños chanchullos para intentar evadir impuestos, no pagar las multas merecidas (se recurren todas aunque se sepa que se ha cometido la infracción, por si hay algún defecto de forma, y si eso falla se pone de conductor al abuelo....que pa lo que quiere los puntos...),robar electricidad a las compañías eléctricas, .....y cualquier cosa que se te ocurra.
    A veces pienso que lo que de verdad molesta de los grandes estafadores son dos cosas:

    1º Tonto del culo que se ha dejado coger
    2º Por qué no se me habrá ocurrido a mí.

    Y es que en este país la corrupción, la estafa, forma parte de nuestra cultura nacional.
    ¿Dónde si no se ha inventado la picaresca?
    ¿Por qué si no un libro escrito por Mario Conde permaneció semanas en la lista de los más vendidos?


    En el fondo la gente de este país admira a quienes los estafan.

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