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miércoles, 13 de agosto de 2014

La tristeza me besó un miércoles


Tengo el cerebro astillado,
Medio roto por tus palabras
Encontrándome como la nieve que va a morir,
Que perece al saludar la primavera.
Muchos versos he callado este tiempo,
Pero más lo hicieron mis prosas,
Que han llorado tristes y solas
Mientras otros me señalaban
Y pensaban: Oh, ahí anda su tristeza
Y yo me reía, así como un pájaro
Canta asemejándose a un alegre llanto
Porque, ¿lo has pensado tú?
Cuando los pájaros cantan,
Asemejan sus llantos a un sollozo.
O sólo es mi cabeza, delirando
Medio despierta, medio ida soñando.
Como siempre. Dos polos, nunca uno.
Me han señalado, compadecido...
Y no lo entienden, igual que tú.
Que la tristeza posee esa belleza eterna,
Que no lo tiene un amanecer, un…
Es un beso, una gota de sangre salpicar,
Una mirada soñadora, un río al pasar.
Se impregna, se pega a ti, te ahoga;
Te acuna... ¡una asfixia soñadora!
Son los brazos de un amante gris,
Que te canta una canción triste
Mientras se recrea uno en ella
En un ansiado fervor, como un desliz.
Y aquí estoy, con la pena en la cabeza
Y la indiferencia en mis venas
En la pluma el autor es la pena
Que, de sonrisa triste sobre la mesa,
Me besó un día trazando este poema.

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