Un adiós no basta,
Un prohibido no dice nada.
Qué acción más
nefasta…
¿Cómo se siente de
humillada?
Como esa mano
encadenada
Que te controla y te
hiere,
Esa alma de ira estrellada
Mentirosa al decir
que te quiere.
A sus ojos no eres
mujer
Ni amiga ni doncella:
Sólo un instante de
placer
En que la vida finge
ser bella.
Y a ojos amigos te
besará,
Te mecerá y te
abrazará.
Mientras, a solas, la
noche
Volverá… de nuevo caerá.
Ya no brillará el sol
Ni rezumará amor.
En lugar de rosas
aerosol
Y en cada mirada
temor.
Descubrirás al lobo
Al abrigo de la luna,
A ese pobre bobo
Que creíste, ingenua,
fortuna.
Álzate en armas, Mujer:
Pon fin a esta sonata
de agonía.
Puedes una nueva vida
tejer
Con la felicidad como
sinfonía.
Sé tu propia heroína,
despierta en ti a la diosa
que él envidiaría y odiaría.
Sé tú la ardiente rosa.
Descubre en ti la fuerza
imponiendo fin a la pesadilla.
Haz que se retuerza
para que caiga de rodillas.
Si no, la única
canción
Que lograrás escuchar
Será tu difunta oración…
Para los gusanos putrefacción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario