Ceguera en cadena
Entrar en quirófano, divertirte en la camilla de operaciones, relajarte hasta quedarte dormida con los ojos abiertos, quince minutos de anestesia tópica ocular, salir de allí, no ver nada, pasarte las horas muertas en casa durmiendo o tanteando los caminos de casa, que el mundo se vuelva borroso, crear películas mentales para no aburrirte, rehuir móviles, ordenadores y televisores por salud, agobiarse por la poca visión, contar los días, lágrimas artificiales, querer trabajar, no poder, frustrarse, pensar, recordar demasiado, ver doble, no ver nada; intuir sombras, líneas y figuras, acercarse tímidamente a una pantalla, querer escribir, suspirar, cerrar ojos, más lágrimas artificiales, recordar heridas viejas, maldecir la poca actividad, odiar el pos operatorio, cansarse de todo y ponerse a escribir algo, lo que sea; y más ceguera, más negrura, más borroso y más lágrimas artificiales en lugar de las reales.
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