Si pudiera insuflarle vida al arte
pintaría un lienzo con mi sangre,
si pudiera propagar la mirada
que lo encuentra en cada esquina
le robaría la ceguera a una escultura y a su vieja ruina,
si pudiera dotar a la escritura del habla
arrancaría las cuerdas que hacen vibrar mi boca
que cautiva y endiabla,
si pudiera brindarle a la música
la capacidad para escuchar nuestras voces
le brindaría mis oídos
y atenciones feroces.
Y si pudiera, en un delirio,
agitar la sensibilidad que infundo,
con gusto vendería mi alma a los suspiros
y a la carne que azotan el mundo.
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